LOS PERROS
DE LA COMUNICACIÓN
“Me molesta
los periodistas que pierden su dignidad y se convierten en perros que esperan
la voz de su amo”. Monseñor Ángel Francisco Simón Piorno.
Obispo de Chimbote.
Por supuesto que no nos
referimos aquí a aquel noble y fiel animal que muchos quieren y tienen en casa,
nos referimos a los otros perros, a los que caminan en dos patas y no tienen
más bandera que ser leales a la maldad y al dinero mal habido. Son quienes,
como dice Monseñor Simón Piorno, los llamados “periodistas” que pierden su
dignidad y se convierten en perros que esperan la voz de su amo. Es que el
término perro tiene otras acepciones en el habla popular y en el real
diccionario de la lengua española.
Este perro es conocido como arrastrado, perverso,
malintencionado, avieso, retorcido, hipócrita, taimado, traidor. Este es el
perro al que nos referimos, y más concretamente a los perros de la
comunicación. A esos perros que quieren pasar piola como moralizadores pero que
son los más aviesos y traidores no solo al pueblo que los vio nacer y crecer
sino también a su propia conciencia. Estos taimados, ociosos de media suela,
han perdido la dignidad y se han entregado en cuerpo y alma a los corruptos,
volviéndose uno más de ellos. Gustavo Gorriti, ha expresado hace poco: Un
periodista corrupto deja de ser periodista y es un peligro para la sociedad.
Esta jauría se pone al servicio de los gobernantes
corruptos para adularlos y atacar a quienes se atreven a tocar y criticar a sus
amos. Con la mayor desfachatez pretenden pasar de pontificadores y
moralizadores, sin reparar en nada se lanzan a la yugular y atacan a personas
honestas que se atreven a enjuiciar y criticar a los malos gobernantes o
autoridades, sus amos. Este es el triste papel de los perros de la comunicación
que es el mismo que cumplieron los periodistas mercenarios, esbirros mediáticos
del fujimorismo con la prensa chicha, enlodando diariamente a quienes
criticaban al régimen fujimontesinista.
Estos chantajistas del micrófono y de la pluma pretenden
impresionar, pero cada vez les es más difícil. Aquí todos sabemos quiénes son
estos canes de la comunicación y ya no impresionan. Estos forajidos mediáticos
son lo más despreciables y ruines que pueda producir una sociedad. Todos los
días viven bajo el índice acusador del pueblo y con el baldón y deshonor de ser
considerados traidores al pueblo que los vio nacer o los acogió. Son un estigma
y la vergüenza de su propia familia. No tienen amigos ni nadie quiere serlo. Son
considerados indignos, una afrenta, viven desacreditados y nadie cree en ellos.
Estos son los perros de la comunicación.
A ver, menciona mentalmente sus nombres.
ATV
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